Sábado 23 Noviembre 2024

Portada diseñada por Quinita Villacampa. Obra finalista del certamen de obra gráfica "Día de la libertad de Prensa". 

La Asociación de la Prensa y la Escuela de Arte, convocaron el I Concurso de Obra Gráfica. El requisito imprescindible fue que todas las obras estuviesen inspiradas en el artículo 20 de la Constitución. La portada de este Anuario, finalista de dicho certamen, representa un ratón de ordenador arrastrado por una cadena de grandes dimensiones.



Índice de esta sección

El año de la hormiga


  

María Victoria Cobo


La paradoja de la educación


  

Mari Carmen Callejón


El pisotón de un informe


  

Juan Teruel


Una ciudad abierta al mundo


  

Yaddy González


Se buscan líderes


  

Curro Lucas


Elogio de la bondad. Perfil de María García Torrecillas


  

Covadonga Porrúa Rosa


Herramientas para defenderse (cuando sea necesario) del discurso político


  

Antonio M. Bañón Hernández


La ciudad de los coches


  

Francisco Molina




Artículos de este autor

Crisis y valores


2009 | Editorial



Vetos, llamadas, denuncias y agua de borrajas


2009 | Comunicación



Elogio de la bondad. Perfil de María García Torrecillas


2008 | Ideas



Vocación independiente, espíritu crítico


2008 | Editorial



POTA, guerra entre normas y grúas


2007 | Economía



No hay quinto malo


2007 | Editorial



Saluda


2011 | Editorial



Elogio de la bondad. Perfil de María García Torrecillas


La bondad es valiente. La bondad es digna. La bondad es libre. La bondad tiene ojos azules, limpios, penetrantes, como si quisieran descubrir el mundo, a pesar de lo que han visto en 91 años. La bondad, o al menos una de ellas, se llama María García Torrecillas y es de Albanchez. 

Conmociona oírla hablar, echarse en cara no “haber hecho lo bastante”, a pesar de que salvó y ayudó a salvar a cientos de mujeres y niños de las garras del horror. 

Francia, 1940. María, republicana y luchadora, ha perdido una Guerra. Desde Barcelona, como miles y miles de españoles más, ha cruzado a pie la frontera escapando de una represión segura. Atrás se quedan un hermano muerto en el frente, otro desaparecido y en Almería, unos padres a los que nunca más volverá a ver… La esperanza de libertad que buscan ella y su compañero; Teófilo Sáez, se convierte en una playa árida, en hambre y hacinamiento en un campo de refugiados donde los padres acunan a sus hijos por la noche con arena, para engañarles como pueden del frío.

En medio de aquel espanto, hay una isla de paz. La maternidad de Elne, impulsada por la enfermera suiza Elisabeth Eidenbenz y protegida por la Cruz Roja. María, embaraza de siete meses, con apenas 45 kilos de peso, llega allí para dar a luz a su único hijo, Felipe. Y se queda como enfermera. 

Y como mucho más. 

Cruzando el frente, falsificando salvoconductos, pasaportes, nombres; jugándose la vida a cada paso, María, Elisabeth “y otras más, porque todas hacíamos lo que podíamos”, -recalca-, logran salvar a 598 niños. También a cientos de mujeres españolas, polacas, judías... Hasta que los nazis ponen cerco definitivo a Elne. 

María ha de escapar de nuevo. Con su hijo de dos años, logra embarcarse y llega a México. En Monterrey se casa con otro exiliado español, José Fernández, y comienza a trabajar como enfermera. México “me acogió, a mí y a todos, con los brazos abiertos…Por eso digo que tengo dos patrias, la de acá y la de allá”.

Y allá, nunca dejó de ayudar a otros como ella. A los que llegaban huidos, tristes, desvalidos…Y a todos lo que pudo, devolvió las esperanzas. 

Esta mujer prodigiosa, que con 80 años ha escrito un libro contando su historia, “para que nadie olvide, y los jóvenes sepan de veras lo que pasó”, ha vuelto en 2007 a su tierra. 

Por primera vez en 45 años, pisó las calles de Albanchez, recordando a pesar de todo, cada esquina, cada fuente, cada olor.

María ha recibido el reconocimiento público. Es ya Hija Predilecta de su pueblo; Medalla de la Cruz Roja y también Medalla de Oro de Andalucía. 

Pero ni los títulos ni las insignias pueden abarcar la deuda inmensa que tenemos con María. 

Y con todos los que, como ella, hicieron de la bondad su patria, y de la libertad, su bandera.

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2008, en la sección Ideas


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