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Exportaciones de Almería: más allá de las frutas y hortalizas


Hablar de las exportaciones de Almería sin caer en el tópico es complicado, mucho. Porque, a priori, el mensaje es el mismo desde los años 80 del siglo pasado. Las ventas siguen creciendo en valor y los principales capítulos exportados se corresponden con los sectores productivos primordiales: frutas y hortalizas y piedra natural (obviando el turismo, aunque es una exportación de servicios).

De hecho, desde 1995 solo dos ejercicios han visto reducirse las ventas con respecto al periodo precedente. Fueron el de 1999 y el más cercano de 2009 (Gráfico 1). El punto de conexión de ambos era la fuerte crisis que dominaba la economía internacional en sendos momentos. Dicho de otra forma, la economía provincial mantiene un férreo vínculo con los mercados exteriores, hasta el punto de que la marcha de las exportaciones puede explicar de forma convincente el propio devenir del PIB, con la parcial excepción de la primera mitad de la década de los 10 del presente siglo, en la que la construcción (impulsada por una fortísima demanda interna) tuvo un protagonismo esencial.

Por otro lado, si entre 1995 y 1999 los primeros cinco capítulos exportados suponían el 94,7 % del total, estos mismos sectores seguían pesando un 88,7 % en 2013. Si la comparativa la hacemos con los dos primeros capítulos (hortalizas y frutas frescas) la foto es muy similar: 86,8 % y 79,3 % respectivamente. A la luz de estas cifras resulta obvio que el grado de concentración de nuestras ventas al exterior es muy elevado, aunque la buena noticia es que se está reduciendo poco a poco (Gráfico 2). Y la noticia es buena en dos sentidos, en un primero porque reduce la dependencia de nuestra balanza comercial de unos pocos capítulos (aunque aún esta es muy elevada). En un segundo, dado que el valor de las exportaciones de esos primeros capítulos no ha dejado de crecer, que haya una menor concentración en los sectores principales, implica que el crecimiento de los “nuevos” sectores ha debido ser muy elevado para lograr la ganancia de peso. Es decir, por fuerza ha de tratarse de sectores muy dinámicos.

Antes de pasar a intentar identificar a los nuevos, hay que hacer referencia a un cambio relevante en el ranking de los cinco primeros. Como puede verse en el Gráfico 2, el conjunto va perdiendo peso poco a poco a través de los años. Sin embargo, hay un apartado que claramente la gana. Se trata de las manufacturas de piedra, que pasan de un 2,3 % de media en el primer lustro del período a un 7,2 % en el último. Este comportamiento compensa y mejora la pérdida de relevancia del yeso y la piedra sin trabajar. He aquí otra buena noticia, se ha sustituido una producción de materia prima con poco valor añadido por otra de productos elaborados con un mayor nivel de sofisticación (aunque posiblemente el efecto Cosentino sea capaz de explicar por si solo este cambio).

Ahora sí, ¿cuáles son los sectores almerienses emergentes en el capítulo exportador? Vamos a intentar responder desde dos perspectivas en las próximas líneas.

El club del 1 %

En 2013 había una serie de sectores que tenían un peso en la estructura exportadora de en torno al 1 % (Tabla 1). Si nos fijamos en ellos podemos comprobar que, en cierta medida, complementan o derivan de los principales sectores de actividad en la provincia. De hecho, los cuatro primeros tienen que ver con la agricultura intensiva. Son el resultado de la denominada fase de desbordamiento del modelo agrícola provincial, en la que muchos de los sectores auxiliares están en condiciones de trascender territorialmente y sectorialmente la propia agricultura.

El quinto en discordia es el resultado del avance de un sector hasta ahora poco modernizado, pero también muy tradicional y vinculado con el territorio, como es el de la leche de cabra, de la que la provincia es una de las principales productoras de España.

Visto de otra forma, estos sectores de presencia creciente y destacada confirman la analogía de los monos y los árboles de Ricardo Hausmann. Los monos serían las empresas, mientras que los árboles serían las industrias o productos. En su metáfora, los países avanzan si sus monos logran llegar de la parte del bosque más pobre (los árboles más comunes y sencillos) a la de los que dan los mejores frutos (las industrias más desarrolladas y de mayor valor añadido). Pero, para lograrlo, los monos necesitan saltar a árboles intermedios. La economía almeriense está siendo capaz de generar nuevos árboles en los que nuestros monos pueden ir alcanzando cada vez mejores parajes del bosque.

Sectores gacela

Hay una serie de sectores que podríamos denominar de rápido crecimiento o gacela, que han alcanzado y superado niveles en torno al millón de euros en un tiempo relativamente corto (Gráfico 3). La rúbrica de muebles, sillas y lámparas comenzó su expansión a principios de siglo. Creció a gran velocidad hasta el año 2006, y sufrió de forma intensa hasta 2009, momento en el que comenzó a crecer de nuevo. Desde entonces la tendencia es creciente.
Las manufacturas de cuero y marroquinería comenzaron su despegue exportador en torno a 2005, avanzando de forma continuada hasta los cerca de 4 millones de 2013. Los cereales, por su parte, se han incorporado de forma reciente al club, en el que llevan tres años vendiendo en torno a los dos millones de euros. La fundición de hierro y acero se ha situado en el grupo, aunque su comportamiento es más errático que el del resto de los subsectores ya que en 2004 llegó a superar los 4 millones.

Los artículos de textil-hogar, los productos químicos inorgánicos y las preparaciones alimenticias diversas siguen, por este orden, en el ranking de los sectores gacela, teniendo en común un comportamiento expansivo a partir de 2009.

Entre la necesidad y la oportunidad

En resumen, las exportaciones suponen para la provincia de Almería una base muy primordial de su economía, como ya lo fue en fases de expansión precedentes. El 70 % de nuestras producciones de frutas y hortalizas se venden en el extranjero, en torno al 50 % de nuestro turismo procede también del exterior. Esta provincia depende de manera decisiva de sus vínculos comerciales externos.

Sin embargo, a pesar del buen comportamiento de las ventas en las últimas décadas, lo cierto es que se mantienen unos muy elevados niveles de concentración (en torno a 3 capítulos del arancel). Niveles que, poco a poco, se han venido reduciendo en los últimos años. Almería necesita que este proceso continúe, pero sin que signifique la desaparción o contracción de los actuales sectores impulsores. Lo necesita para mejorar las posibilidades de supervivencia de cara al futuro, pero también para avanzar en la escala de valor de nuestra economía, en los términos en los que lo explica el mencionado Hausmann.

Por otro lado, esta crisis supone una oportunidad, en el sentido que el desplome del consumo interno ha dejado a las empresas ante la tesitura de exportar o morir. Y muchas han aceptado el reto y han comenzado a colocar cuotas crecientes de su producción en el exterior.
Es en torno a este par de fuerzas que debe conformarse el proceso de diversificación exportador almeriense. Un proceso en el que nos jugamos algo más que mostrar unas mejores estadísticas, también cimentar y ampliar las bases de nuestro desarrollo presente y futuro.

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Este artículo fue publicado originalmente en el Anuario Crítico de Almería 2014, en la sección Economía


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