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Cuando la política no es suficiente y la solidaridad se hace protagonista
El número de almerienses que se levantan cada día con la incertidumbre de no saber qué van a comer porque no tienen recursos para comprar alimentos, volvió a aumentar en 2013. Con el objetivo de ayudarles trabajan cada día los voluntarios de entidades sin ánimo de lucro como Cruz Roja Española o Banco de Alimentos. Instituciones que vienen a cubrir el papel que deberían llevar a cabo las administraciones públicas, claramente superadas por una crisis económica y social que está demostrando su incapacidad o falta de voluntad para, como se suele decir, 'coger el toro por los cuernos'.
Luis trabajaba como peón en el sector de la construcción y ganaba más de 2.000 euros al mes. Ahora él y su familia comen a diario gracias a los alimentos que le dan en la delegación almeriense de Cruz Roja Española. Una situación que viven en la provincia de Almería miles de personas y que se ha convertido en la protagonista silenciosa de una tierra que, como el resto de España, se ha convertido en un lugar lleno de sueños rotos, ilusiones transformadas en pesadillas y proyectos vitales truncados.
La tan denostada crisis económica es desde hace muchos meses una auténtica tragedia social, sobre todo para las miles de familias que cada día se despiertan sin tener claro de dónde van a sacar la comida con la que seguir sobreviviendo. Porque en Almería hay cientos de hogares donde los ingresos mensuales son cero, con lo que dependen de la ayuda que les puedan dar sus familias, amigos, entidades privadas o instituciones públicas.
El problema llega cuando la familia y los amigos no disponen de los recursos suficientes para ayudar a ese matrimonio con hijos que necesita un apoyo para comer todos los días; y las administraciones públicas se muestran ineficaces a la hora de cumplir con su obligación de garantizar que todos los ciudadanos puedan llevar una vida mínimamente digna. Entonces la solidaridad se hace protagonista.
Una solidaridad que se concreta en las acciones que llevan a cabo instituciones como Cruz Roja o el Banco de Alimentos, las cuales funcionan gracias a las ayudas públicas y, sobre todo, gracias a las aportaciones desinteresadas de los ciudadanos. Personas anónimas que deciden aportar su granito de arena con el objetivo de que en Almería no haya familias con un nivel de pobreza inaceptable.
Un año con más actuaciones
Haciendo un balance de 2013, Cruz Roja Española llegó a través de sus diferentes proyectos de intervención a 59.680 personas en Almería, lo que supuso un 20% más de atenciones que el año anterior. Tal y como explicaba el presidente provincial de la institución, José Carlos Sánchez Berenguel, durante la presentación de la Memoria de Actividad de Cruz Roja; el 93 por ciento de esas personas estaba en riesgo de pobreza y de exclusión; y el 80% de sus usuarios se encuentra en el paro. Dos aspectos que son la causa y el efecto principales de la regla de tres de la crisis: si no hay trabajo, no hay ingresos, con lo que llega la pobreza.
Es por esto último que la actuación de Cruz Roja en Almería se desarrolló el año pasado en busca de la inserción laboral de los desempleados y la atención a las familias sin ingresos para comer. Así, su Plan de Empleo llegó a 5.710 personas, destacando los proyectos de itinerarios personalizados, en los que participaron 1.902 ciudadanos y hubo 703 inserciones laborales, lo que indica una tasa de inserción del 37 por ciento. En cuanto a las acciones de Lucha contra la Pobreza, 6.980 familias se beneficiaron el pasado año de la entrega de bienes y prestaciones de necesidad básica; contabilizándose 33.763 entregas de bienes o prestaciones que beneficiaron a 18.312 personas.
Cruz Roja es una entidad internacional que acumula décadas sirviendo como principal apoyo de millones de personas en todo el mundo y actuando en todas las crisis económicas, sociales, políticas o bélicas que han sucedido desde su nacimiento. Una supervivencia que no sería posible si no tuviera detrás la generosidad de millones de ciudadanos que cada año aportan su dinero, su conocimiento, su profesionalidad y su espíritu voluntario. En Almería hay cerca de 10.000 socios de Cruz Roja Española, los cuales son el sustento de una institución para la que son totalmente insuficientes las subvenciones económicas que recibe de las diferentes administraciones públicas.
Reconocimiento desde los despachos
Un ejemplo de lo corta que se queda esta implicación oficial fue mostrado cuando se hizo balance del Proyecto de Desarrollo de Ayuda Alimentaria en Almería, impulsado por el Gobierno Central, que se realiza en colaboración con Cruz Roja y el Banco de Alimentos. Durante 2013 se repartieron 2,5 millones de kilos de alimentos en la provincia, llegando a unas 75.000 personas de más de 20.000 familias. Sin embargo, esa cifra que aporta la administración estatal supone sólo un tercio del total de la cantidad de alimentos que ambas organizaciones repartieron ese año; y las otras dos terceras partes corresponden directamente a las aportaciones privadas de los almerienses.
Tal y como expresaban Rafael Hernando y Luis Rogelio Rodríguez Comendador, diputado nacional y senador del PP; entidades sin ánimo de lucro como Cruz Roja o Banco de Alimentos “realizan una tarea social absolutamente impagable y ambas han sido esenciales para que muchas personas hayan podido superar situaciones de necesidad y escasez. Además, hay que reconocer el esfuerzo de las más de 200 asociaciones que colaboran con ellas y que son las que mueven esta gran cantidad de suministros; ya que tienen una capacidad de generar aún más aportación por parte de organizaciones, voluntarios y la solidaridad de la sociedad almeriense. Los tentáculos de la administración tienen límites y gracias a estas instituciones se consigue llegar a tantísimas familias”.
Este reconocimiento que llega desde los despachos es muy apropiado y justo. Ahora bien, habría que preguntarse si se hace todo lo posible desde esos mismos puestos públicos para evitar que miles de personas salgan a la calle en busca de comida entre los contenedores de basura o a mendigar una ayuda con la que poder alimentar a su familia.
Incertidumbre en el futuro
Si hay ciudadanos para los que la respuesta a la anterior pregunta es evidente y consideran que los representantes públicos no hacen lo imposible para luchar contra la pobreza y la marginación social; el panorama futuro no les hará cambiar de opinión. Y es que los datos que se van conociendo sobre la salida de la crisis hacen que ésta no aparezca aún ni en el más lejano horizonte, con las cifras del paro y de la exclusión social en niveles inaceptables.
A ello hay que añadir que desde la Unión Europea todavía se tiene que definir cómo se llevará a cabo el modelo de reparto de las ayudas como las del Proyecto de Desarrollo de Ayuda Alimentaria, y cómo va a quedar establecido para los próximos años. Desde el Gobierno Central se insiste en que su posición es la de seguir impulsando programas de este tipo ya que ha supuesto una enorme ayuda social al conjunto de los ciudadanos. Sin embargo, la decisión se tomará entre los 27 estados de la UE; y no parece que hasta el momento este tipo de programas sociales hayan sido la prioridad de unas instituciones comunitarias más preocupadas por otras cuestiones de índole político y macroeconómico.
Así, mientras los presidentes de gobierno, ministros, parlamentarios, consejeros de gobiernos regionales, y demás representantes políticos; disfrutan de unas condiciones de vida más que excepcionales, personas como Luis se levantan cada día con la incertidumbre de qué van a comer y de cómo van a alimentar a su familia. Y es indiscutible que la labor que hacen las entidades sociales sin ánimo de lucro es más que encomiable. Pero también parece inevitable pensar que esos acomodados políticos y representantes ciudadanos tienen la capacidad y los recursos para que ningún almeriense comience el día con la preocupación de no saber qué le va a dar de comer a su hijo.
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