Portada diseñada por Quinita Villacampa. Obra finalista del certamen de obra gráfica "Día de la libertad de Prensa".
La Asociación de la Prensa y la Escuela de Arte, convocaron el I Concurso de Obra Gráfica. El requisito imprescindible fue que todas las obras estuviesen inspiradas en el artículo 20 de la Constitución. La portada de este Anuario, finalista de dicho certamen, representa un ratón de ordenador arrastrado por una cadena de grandes dimensiones.
El camino hacia el sillón
Josefina Guerrero
El Ejido conquista la Diputación
José María Granados
Masivo descaro
María José López Díaz
Unas elecciones con pocas sorpresas
Francisco Gerez
Sorpresas nos dan las urnas
Antonio Hermosa
Un hombre de temple. Perfil de Juan Carlos Usero
Fernando Cuadrado
Apuesta por la comunciación
2009 | Comunicación
Unas elecciones con pocas sorpresas
2008 | Elecciones
Volando alto
2007 | Deportes
Unas elecciones con pocas sorpresas
Las Elecciones Municipales de 2007 no hacían prever sorpresas aunque, hasta que las urnas no confirmaron los vaticinios iniciales, el suspense en torno al PDEAL y al GIAL mantenía en vilo especialmente al partido oriundo de ambos grupos, mientras que la escisión del voto más conservador y el aumento de población en varios municipios –con el correspondiente incremento de concejales- también ofrecía nuevas perspectivas al PSOE.
Pero los resultados fueron más o menos los esperados: ni el control del Urbanismo ni la Presidencia del Comité de los Juegos del Mediterráneo, sirvieron a Megino para consolidarse como alternativa independiente del PP, mientras que Enciso arrasaba en El Ejido, haciendo perder a su antiguo partido un buen número de sufragios en otros muchos municipios de la provincia.
La caída de la participación en seis puntos, el evidente retroceso del PP y un discreto aumento de votos del PSOE fueron quizá las características fundamentales del plebiscito, a las que hay que sumar el hecho significativo de que el PDEAL (que, después de las elecciones pasaríamos a conocer simplemente como PAL) se quedaba con el 8 por ciento del voto provincial, mientras que el GIAL perdía el 50% del apoyo obtenido en 2003.
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Desde luego, a toro pasado resulta fácil realizar admoniciones y opinar sobre lo que se podría haber hecho o dejado de hacer con anterioridad, pero lo que sí parece que quedó claro es el desacierto de las campañas organizadas contra varias corporaciones municipales, lo que debería hacer reflexionar en general a los dirigentes políticos que ese es un camino poco adecuado para ganar unas elecciones.
Por citar sólo algunos casos significativos, recordemos los “escándalos” de Huércal-Overa, Carboneras o El Ejido, donde los resultados son tan palmarios que dejan en evidencia que las críticas no contaban aparentemente con un mínimo soporte jurídico o social para sostener las duras acusaciones de supuestas arbitrariedades municipales o infidelidades de todo tipo que ocuparon grandes espacios en algunos medios de comunicación.
Por el contrario, donde las anomalías si tenían una base más sólida, como es el caso de Albox, ciertamente no hizo falta organizar grandes campañas para cambiar a los dirigentes municipales.
Participación
En una primera aproximación a los resultados de las elecciones de 2007, lo que antes llama la atención es que la participación (62,38%) fue la segunda menor registrada desde 1979. Con respecto a las municipales de 2003, el descenso de votantes fue de seis puntos. Es decir, que cerca de un 40 % de los ciudadanos no votó a los candidatos que se les presentaban, lo que induce a pensar en los motivos.
Puede que una de las causas fuese esos previsibles resultados que señalábamos al principio, pues la falta de emociones desincentiva la presencia de los ciudadanos en las urnas. Sin embargo, otro aspecto a valorar es hasta que punto pudieron tener repercusión en la desmotivación de los ciudadanos, aparte de las acusaciones puntuales referentes a los municipios señalados, las frecuentes noticias sobre irregularidades urbanísticas y de otros tipos que tantas veces se publicaron en los medios de comunicación de la provincia.
Después de la baja participación, destacaba en los resultados de las elecciones de 2007 el hecho de que el número de votos obtenidos por los dos partidos mayoritarios en Almería fue muy similar, pues apenas 400 votos aventajó el PSOE al PP. Sin embargo, la relación de concejales favoreció de forma indudable a los primeros en detrimento de los segundos, pues el PSOE pasaba de 451 escaños en 2003 a los 470 de 2007 mientras que el PP retrocedía de 377 a sólo 340.
Esto se explica si observamos que los socialistas obtenían muchos mejores resultados en el Levante e interior de la provincia (por ejemplo Albox, Alhama, Tabernas, Vélez Rubio) y en localidades con menor número de habitantes, mientras que los populares ganaban, en lugares como Níjar o el Poniente (Roquetas, Adra, Berja) es decir, generalmente en los municipios más poblados salvo casos como El Ejido o Vícar.
Otro aspecto importante de los resultados de 2007 fue ratificar el importante aumento del apoyo popular a partidos alternativos a los mayoritarios, que ya en 2003 habían registrado un muy importante aumento de votos. Y, evidentemente, entre los llamados grupos independientes, destacaron el PDEAL y el GIAL.
Si bien parece claro que el PP había empezado a recuperarse del efecto negativo que en 2003 tuvo la deserción de Megino y la fundación del GIAL, no es menos claro el hecho de que le salió al paso un nuevo escollo todavía más difícil de superar, capitaneado también por otro ex-afiliado, Juan Enciso, quien no solamente le arrebató el municipio de El Ejido sino también una apreciable cantidad de votos en el resto de la provincia.
Si a lo largo de los 4 años de gobierno PP/GIAL en la capital el segundo partido no supo o no pudo hacer valer una imagen propia (lo que le llevaría a perder en el conjunto de la provincia la mitad de sus votantes) la política de constantes críticas y descalificaciones que el PP dedicó a los ex-afiliados que ostentaban la dirección de la Diputación Provincial parece ser que contribuyó de forma importante a darles ese carácter de grupo realmente independiente del popular y presentarse como una alternativa diferente a la ofrecida por los partidos mayoritarios.
La evidente vinculación de Megino a la política de su anterior partido hizo perder a su grupo personalidad como alternativa a la formación de Rajoy, lo que sin duda contribuyó a que el GIAL perdiese en 2007 su puesto de líder de los independientes de la provincia.
El Partido de Almería, aparte de méritos propios en su zona de influencia, supo aprovechar el hueco que dejaba el GIAL, pasando a ocupar una buena parte del espacio que éste cedía.
Hay casos bastante significativos que parecen corroborar esta estimación, como el de Albox donde el GIAL pierde el concejal que tenía, mientras el PDEAL ganaba dos escaños, aunque donde más parece evidenciarse este fenómeno es en Huércal-Overa, donde prácticamente el mismo número de votantes que en 2003 daban 2 concejales al GIAL, se los entregaban en 2007 al PDEAL.
Curiosamente, quizá para demostrar que a veces la conformación de los órganos representativos no es reflejo fiel del deseo de los votantes, pese a que el GIAL perdería en 2007 más del 63% de sus votos en la capital y 3 de los 5 concejales que tenía en el 2003, adquiriría todavía más fuerza en la Corporación capitalina, aprovechándose de ese juego de bisagra al que se prestó el PSOE, cuyos representantes dejaron claro (para sorpresa de muchos de sus votantes) que no harían ascos a una coalición con Megino que hubiese resultado cuando menos un tanto singular.
Pasados los meses desde las elecciones y visto el poco éxito de las negociaciones para la anunciada vuelta del GIAL al seno del PP (iniciadas tras la reedición del pacto de 2003) nos encontramos con un cierto espacio para la curiosidad sobre el devenir de la Corporación capitalina hasta 2011.
IU/Aiz y PA/PSA
Respecto a otros partidos de ámbito regional o nacional, una vez más quedaron muy por detrás de los dos de ámbito provincial antes citados.
La constante bajada de votos y concejales por parte de IU a partir de 1999 es un claro indicio de la incapacidad de esa coalición para mostrar en la provincia una personalidad política convincente. Ya en 2003 la Asamblea de Izquierdas había minado en buena medida los escasos recursos de IU, pero el nuevo retroceso sufrido en 2007 en la provincia por ambas formaciones no fue debido ya a aparatosas escisiones, ni pudo ser en forma alguna compensado con algún aumento puntual de votos, como en el caso de Roquetas, donde IU dobló el número de votantes aunque sin posibilidades de obtener ningún concejal.
Izquierda Unida perdía, además de un millar de votos, 5 de los 27 concejales obtenidos en 2003. siendo todavía más notable el descenso de la Asamblea de Izquierdas, que perdía 2.700 sufragios y la tercera parte de sus ediles.
En cuanto al PA, quizá hubiese conseguido mantenerse o aumentar sus votantes en 2007, pero su caso fue similar al anterior: la escisión del PSA provocó no solamente una división de votos que resulta tan demoledora en nuestro actual sistema de recuento, sino que también, la imagen ofrecida por dos partidos presentando una oferta muy similar, les hizo perder buena parte del escaso crédito con el que contaban anteriormente. Entre ambas formaciones regionales perdieron más de 2.500 votos aunque, paradójicamente, aumentó el número de sus concejales (de 45 a 47) que se apuntó especialmente el PSA, quien pasó de 8 a 13 ediles.
En cualquier caso, los efectos de la escisión fueron especialmente patentes en localidades como Adra, donde la división propició que se pasase de los 2 concejales que el PA tenía en 2003 a ninguno para las candidaturas que ambos presentadas en 2007 (los ediles perdidos se repartieron entre el PSOE y el PP). Por el contrario, en Vélez Rubio, donde se presentó una sola de las formaciones (el PA) obtuvo en 2007 casi idéntico número de votos que los obtenidos entre ambas en 2003.
Pese a estas circunstancias, el PA mantenía el liderazgo en algunos puntos como Vera, donde el aumento de concejales en el municipio debido al aumento de población, favoreció el número de escaños de todos los partidos.
Diputación
En lo que afecta a la Diputación Provincial, la mala gestión de la crisis interna del PP que le hizo perder la comodísima mayoría absoluta ganada en 2003, le llevaría también a perder la Presidencia en 2007.
Posiblemente, sin los furibundos ataques (en muchos casos de tipo personal) que les dirigieron tantos altos cargos del PP, José Añez y su equipo, hubiesen pasado mucho más desapercibidos, por lo que quizá alguien haya podido concluir que, más que efectos negativos, dichas críticas hicieron mejor campaña a favor del PDEAL que los propios miembros de ese mismo partido.
La conformación de la Corporación Provincial, que tras las elecciones de 2003 era de 14 miembros del PP y 11 del PSOE (siendo los dos escaños restantes para el GIAL e IU) quedaba en 2007 con un empate a 12 diputados para los partidos mayoritarios, dos para el PDEAL y 1 para Izquierda Unida. Tras las elecciones, podría existir alguna duda sobre el nombre del futuro Presidente de la nueva Corporación pero, desde luego, no del partido al que pertenecería.
Municipios
Realizando un apresurado repaso por algunos municipios significativos, señalemos en primer lugar que el PP fue el indudable ganador en la capital, tras recuperar dos de los concejales que le había arrebatado Megino en 2003, si bien no lograría los resultados de las elecciones de 1999. Esto le obligaría a renovar el leonino pacto al que le había obligado en 2003 el GIAL, aunque esta vez contando esa formación solamente con dos ediles. El PSOE quedaba aquí con un número casi idéntico de votos al de 2003, aunque las reglas del recuento le daban un nuevo concejal. Izquierda Unida mantuvo su edil, pese a la pérdida de más de un millar de votos.
En El Ejido, el tremendo batacazo del PP, que le haría perder 14 concejales, dejaría bien claro hasta que punto son importantes las personas en unas elecciones municipales, subrayando nuevamente el error de la campaña de críticas iniciada contra el grupo de afiliados que decidió escindirse del partido, quizá por el desconocimiento o la poca sensibilidad de sus líderes regionales a las peculiaridades de ese importante municipio de la provincia. El PSOE bajaría en votos y concejales, no siendo preciso señalar nuevamente que el ganador indiscutible fue Juan Enciso que se quedaba con una aplastante mayoría que dejaba perfectamente clara la preferencia en la política municipal de los ejidenses.
Sin embargo, Roquetas de Mar siguió siendo el bastión indiscutible del PP, donde la sucesión de aplastantes mayorías de sus concejales no dejan desde hace muchos años prácticamente opción alguna a los adversarios, poniendo de relieve cómo se puede contentar a casi todo el mundo mientras la masificación y el ladrillo van convirtiéndose en los nuevos símbolos del municipio. De hecho, el PSOE dejaba ver ya claramente en su campaña eso de que “lo importante es participar” y el partido independiente local no pudo siquiera mantener el tipo, perdiendo un concejal que iría a engrosar el nuevo grupo municipal socialista.
En Vícar, el buen hacer de Antonio Bonilla se vio premiado no sólo con una amplia mayoría absoluta, sino con un aumento de más del 50% en su número de concejales, retrocediendo el PP y manteniendo su edil Izquierda Unida.
El tímido aumento del PSOE en Adra le siguió dejando muy lejos de la gran mayoría del PP, no compensando esta pequeña subida pérdidas tan sensibles para los socialistas como la de Berja, que pasó decididamente a ser gobernada por los populares.
En Níjar el PSOE conseguía –pese a un descenso de votos- mantener los concejales que tenía, pero el aumento del número de miembros que registró la Corporación fue completo para el PP, que conseguía por fin desbancar a Joaquín García, obteniendo los populares una cómoda mayoría que les permitirá intentar demostrar en 4 años si podrán ofrecer una mejor alternativa municipal de la que los nijareños han tenido hasta 2007.
Puntos singulares fueron, por la especial virulencia de las críticas contra las corporaciones gobernantes, Carboneras y Huércal-Overa. O Albox, donde el caos de los desmanes urbanísticos había saltado las fronteras españolas.
En Carboneras, pese a estar en el ojo del huracán generado por el horror del Algarrobico, pese a la obligada dimisión de su Alcalde por sentencia judicial y pese a la tan aireada supuesta ilegalidad de ciertas construcciones, Cristóbal Fernández demostraba una vez más que sus anteriores mandatos no habían disgustado a los ciudadanos y daba al PSOE de nuevo la Alcaldía, a pesar de perder unos votos y concejales que no lograría conquistar el PP (que vio también bajar el número de sus votantes) sino que se los apropiaría el GIAL que pasaría a ser el segundo grupo más votado en el municipio, donde en 2003 no había presentado siquiera candidatura.
En Huércal-Overa, otra dura campaña que salió mal a sus organizadores fue la dirigida contra García Collado y cuyo efecto parece ser que solamente sirvió para aumentar de forma apreciable el número de sus votantes y concejales, mientras que el PP –de cuyas filas se podría pensar que partió la campaña- bajaba casi en la misma proporción los suyos.
Por último, vale la pena apuntar el caso de Albox, donde la evidente implicación del Ayuntamiento en la autorización de construcciones irregulares dejó en situación difícil a un buen número de ciudadanos europeos que habían elegido el municipio para vivir.
Aunque desgraciadamente son pocos los municipios de la provincia que se escapan de la plaga a la que está dando lugar la aparente anarquía y descontrol que caracterizan la construcción de “segundas residencias”, lo de Albox fue especialmente sonado como para dejar en evidencia a los responsables municipales (aunque no solamente a ellos) que fueron quienes pagaron el pato en las municipales, con la pérdida de la mitad de los concejales del PP mientras el PSOE se hacía con la mayoría absoluta, triplicando el número de sus ediles.
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