La Portada está fundamentada en dos elementos principales. Por un lado, un fondo de color negro reforzando la idea de ´Año Negro de la Prensa de Almería´, en cuyo conjunto se pueden leer algunas de las muchas circunstancias que ha tenido que sufrir el colectivo en el 2008. Por otro lado, la imagen procura representar la presión que sufren los informadores por parte de diversos sectores, y la precariedad laboral de muchos de los periodistas.
En la fotografía, se representa a un profesional almeriense intentando realizar su trabajo, con los bolsillos sacados simbolizando ruina y las carencias que sufre en su puesto de trabajo. También hay dos hombres de corbata que simbolizan los grupos de presión. Éstos tienen los bolsillos llenos de dinero y, por ello, tiran de los brazos del periodista para manipular a su antojo la información que ha de salir publicada en el medio que ampara al periodista.
* Joaquín Navarro, autor de la portada del `Anuario Crítico de Almería 2009´, trabajó como diseñador y maquetador en el desaparecido `Diario de Almería´, uno de los medios almerienses (junto con `El Director Económico´y `El Mundo Almería´) que cerró durante 2008. Situación que queda reflejada en la página principal de esta publicación.
Urbanismo bajo sospecha… pero sigue siendo el rey
José María Granados
Lo que el ladrillo se llevó
Manuel León
Sueños entre escombros
Lorenzo Robles
Proceso de ruptura pactado
Miguel Ángel Blanco Martín
No hay mal que por bien no venga
Antonio Fernández
Matar la gallina de los huevos de oro
Anuska Benítez Fernández
"The End" en Palomares
Rosa María Carrillo Pérez
"The End" en Palomares
2009 | Urbanismo y medio ambiente
Información pagada, ¿información publicada?
2011 | Comunicación y Opinión
"The End" en Palomares
Según han constatado los expertos, un sujeto siempre recordará lo que estaba haciendo en el momento en que le comunican un acontecimiento y/o hecho que tiene una importancia, ya sea a nivel nacional o internacional. Según esta teoría, a día de hoy, Manuel Fraga debe recordar lo que estaba haciendo la mañana del 16 de enero de 1966 cuando, siendo Ministro de Información y Turismo, le comunicaron que tras el choque en vuelo de dos aviones estadounidenses, cuatro bombas nucleares cayeron sobre el pueblo de Palomares.
Este curioso efecto seguro que pervive en la mente de muchos almerienses y especialmente en la de los vecinos de esta pedanía de Cuevas del Almanzora, quienes entonces no hubieran podido imaginarse cómo este incidente marcaría el transcurso de su historia. Por el contrario, otras personas habrán relegado este tema a un segundo plano. No obstante, reflexionar sobre este accidente no tendría sentido si ahora, 42 años después, no se hubiesen hallado las dos zanjas de tierra altamente radiactivas que el Ejército Estadounidense ocultó en Palomares antes de abandonar nuestra provincia. Así lo demuestra Teresa Mendizábal, directora del departamento de Medio Ambiente del CIEMAT (Centro de Investigaciones Energéticas, Medioambientales y Tecnológicas), cuando en un artículo publicado en el diario El País (10 abril 2008) explica que “han aparecido dos trincheras de mil metros cúbicos cada una con material radiactivo que el Ejército de Estados Unidos dejó y que figuraba en los informes clasificados del Departamento de Energía”.
Este hecho, bajo nuestro punto de vista, demuestra que el problema no radica en que España no pueda almacenar plutonio sino que se encuentra en la dejadez administrativa y política que ha caracterizado este lamentable accidente, a lo largo del tiempo. Las pretensiones urbanísticas fueron la chispa que encendió de nuevo el fuego para que las autoridades comenzaran a prestar atención a unas tierras que ahora están expropiadas y alquiladas por el CIEMAT, cuyo objetivo es recuperar con la colaboración de EE.UU. esos terrenos, a pesar de que reconoce que “hay mucho pequeño objeto metálico radiactivo”, según el mismo artículo mencionado anteriormente.
El incidente nuclear de Palomares no tendrá excusa para caer en el olvido porque, según publicó la revista Hollywood Reporter, la productora Miramax está interesada en llevarlo a la gran pantalla. ‘Muchas gracias, Bob Oppenheimer’ sería el título del film de Mark Gordon, un drama romántico, contando desde el punto de vista de un soldado norteamericano que, tras el incidente, es enviado a Palomares y una vez en el pueblo inicia una relación sentimental. No sería la primera producción sobre este accidente porque anteriormente George Tillman Jr. llevó al cine ‘Hombres de honor’, centrada en el rescate de la bomba que cayó al mar.
Aún se desconoce si el desastre ambiental será el eje sobre el que gire la película o sólo el telón de fondo para un drama romántico. No obstante, el simple interés de la industria cinematográfica de inspirarse en este hecho para crear una historia ya nos demuestra que lo que ocurrió en Palomares puede estar al mismo nivel que otros acontecimientos o tragedias que ya han sido motivo de película como el 11-S, batallas de la II Guerra Mundial, el Watergate…
No lo parece así para los gobiernos competentes en esta cuestión ya que sus esfuerzos se centraron en acallar la alarma social con una imagen que ha pasado a la posteridad: el mítico baño de Fraga. Si bien, pieza a pieza estamos ordenando el rompecabezas de este desastre para que, por fin, los vecinos de Palomares puedan cerrar ese capítulo de su historia y desmentir así la famosa frase de Schnitzler: “La felicidad consiste en disponer de buena salud y mala memoria”.
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