Diez años después de que el 8 de enero de 2001 el Ministerio de Fomento incluyera a Almería en la Línea de Alta Velocidad al levante español, el AVE sigue siendo para los almerienses eso que sale por la tele, el tren que inaugura el Rey a Valencia, o a Albacete, o a Málaga. Lo que usan en otras ciudades. Si bien, al margen de desesperanzas sembradas a golpe de anuncio y pronóstico políticos, por fin, el almeriense puede ver el tren ‘más cerca que nunca’. Tarde o temprano –los políticos han decidido no dar ni una fecha más, ni un compromiso que se pueda volver en su contra– el tren llegará a Almería desde Murcia sin tener que cruzar tres provincias de camino, Despeñaperros incluido.
En verano de 2009 las primeras máquinas entraban en el recóndito paraje de La Herrería para comenzar la obra más cara de cuantas se hayan adjudicado en la provincia de Almería y que alumbrará, cuando sea, el túnel ferroviario más largo de Andalucía. Un año más tarde, José Blanco, ministro de Fomento, vestía de gala las obras con la puesta en marcha de la tuneladora encargada de abrir camino a lo que en pocos años debe de ser la vía ferroviaria más transitada de Almería. Cuatro tramos están en obras. Y el resto de tramos de la provincia están licitados o adjudicados en un año, el 2010, que ha significado el mayor espaldarazo para la obra más importante de la historia de la provincia.
El AVE a Granada, prometido primero para 2010 y más tarde para 2013, también avanza. Eso sí, no se le espera en un futuro cercano. Si acaso para 2020, fecha en la que expira el actual plan de infraestructuras, vigente, y en revisión constante debido a la constricción en el gasto.
El tren ‘avanza’, asoma ya su cabeza por Albacete y Valencia. Pero debería de haber estacionado hace años junto al Toblerone. “Ave&Almería”. “De más antiguo a más actual”. “Buscar”. La hemeroteca, presta a desvelar olvidos. Decenas, centenares de referencias. Cojo una al azar: corría 2001 y un político aún en activo aseguraba que un tren de mercancías a Murcia condenaría a muchos camioneros al paro. Hablaba sobre el proyecto de Euromed que el entonces Gobierno de Aznar pretendía traer hasta Almería coincidiendo con los Juegos Mediterráneos y que sólo sería para pasajeros. “Aquí no se ha contado con el sector del transporte en Almería y no sé qué pasaría si se abandonan los camiones y qué número de puestos de trabajo se podrían perder”. El que firma esta frase es Luis Rogelio Rodríguez-Comendador hace ya más de una década.
Salto a otra referencia. “Hacer especulaciones sobre plazos es un riesgo innecesario que uno va a incumplir o una frivolidad para ofrecer titulares de prensa”. ¿Quién dijo la frase? Bien la podría haber dicho el actual ministro de Fomento, José Blanco, cuando en verano de 2010 pulsaba el botón que iniciaba los trabajos de la gigantesca ‘taladradora’ que aún a día de hoy agujerea la Sierra de Cabrera, en Sorbas. De hecho dijo algo muy parecido. Pero quien firmó la frase hace una década fue Álvarez Cascos, que por aquel entonces tenía un muy importante peso entre los de carné popular.
Lo que sigue a estas declaraciones lo saben bien los almerienses. Lo viven en su piel cada vez que intentan viajar en tren. El 2005 fue un maravilloso año en el que, a pesar de henchir a los almerienses de etérea autoestima, las cosas siguieron como siempre. “No me arrepiento de haber anunciado la autovía Adra-Motril y el AVE para 2005”, indicaba Rato tres años antes de los Juegos, presagiando lo que aún a día de hoy es un futurible, que alguna de estas vías de comunicación dejen de ser noticia para ser cotidianeidad.
Salto a otra noticia. “El AVE no llegará ni en 2005, ni en 2007, ni en el 2013”, auguraba Diego Asensio, senador del PSOE allá por julio de 2003. No se equivocó. Ni si quiera el hecho de que su partido comenzara a gobernar un año después en el Ejecutivo estatal ayudó a cumplir las fechas para que Almería tuviera su tren con el levante. Entonces la promesa era verlo llegar a la monumental estación almeriense dos años después de los Juegos, es decir, hace cuatro nocheviejas.
En enero de 2005, con el PSOE apenas medio año en el Gobierno, el cambio de roles era ya patente. “Los socialistas prometieron el AVE para el 2007 y ahora lo incluyen en un plan de Infraestructuras que abarca hasta 2020”, apuntaba Juan José Matarí, diputado del PP. Sus compañeros de partido lo habían prometido para ese mismo verano de los Juegos. Nunca llegó. Además, seis años después de que Rodríguez-Comendador se convirtiera en adalid del transporte por carretera, va y cambia de chaqueta. Enero de 2007. “Como alcalde de Almería, suscribí […] una Declaración que tiene como objetivo exigir […] la consecución de los proyectos del corredor de mercancías”.
“Asensio anuncia”, “Hernando denuncia”. Decenas de titulares de prensa escrita comienzan de esta guisa desde que en el año 2004 el PSOE tomara las riendas en el Gobierno central. Antes era justo a la inversa. Mientras tanto, la ciudadanía aguarda.
“Me caracterizo por cumplir con los compromisos”, decía José Blanco el 10 de julio de 2010 bajo el duro sol de Sorbas. El camino se demuestra andando. Cuando el AVE llegue a Almería, no se sabe aún cuándo, volveremos a pulsar “buscar” en la hemeroteca. Y será ella la que dicte sentencia, aunque aún no tenga una última fecha a la que agarrarse.