Unicaja Almería ha sumado dos décadas en la élite, conquistando títulos en todas las competiciones nacionales y el prestigio en Europa.
21 titulos, 20 años... así hasta llegar al número uno. El guarismo que le va como anillo al dedo a un club, Unicaja Almería, que es santo y seña del voleibol español desde que llegó a la élite. Fue en la temporada 89/90 y entonces, cuando se logró de la mano del añorado Moisés Ruiz y de un grupo de almerienses con dos 'foráneos' como Guillermo López de Alda y Eduardo Fernández, nadie pensaba que las cosas podrían salir tan bien como han ido sucediendo con el paso de los años.
El primero fue, tal vez, el año de los nostálgicos. Plantilla corta y sólo dos victorias, una en la fase regular y otra en el play off de la permanencia, frente a otro histórico del voleibol español que creció casi a la par que el almeriense, el entonces Cajasoria, ahora Ciudad de Medio Ambiente de Soria. Curiosamente, un 4 de noviembre de 1989 ambos protagonizaban el que era el primer encuentro del entonces Cajalmeria en la denominada División de Honor y el primer choque entre las que hoy en día son las escuadras mas antiguas de la actual Superliga.
Sin embargo, poco a poco, se fueron viendo posibilidades. Cajalmería primero y Unicaja después permitieron que el club fuese dando pasos de gigante en sus pretensiones, creciendo en España y metiendo la cabeza en Europa. Fue vital la filosofía del club, ese intento de ir creciendo y, sobre todo, de ir convirtiéndose en bandera de Almería, una filosofía que es cimiento esencial desde la llegada de Ramón Sedeño en la última mitad de historia de la entidad.
La profesionalización del equipo surge un año después de pasar penurias en la categoría en el año del debut. Años después, Moi confesaba que se perdía «pero nos divertíamos de lo lindo». Moisés dio el relevo a un gran entrenador. Antonino Conti llegaba a la entidad con una metodología distinta. Él comenzó a poner las bases de crecimiento, ayudado por otro técnico que ha hecho historia y aún la hace, Áxel Mondi, que fue su segundo y que recibió la alternativa en la dirección en una fase previa de la Copa del Rey cuya final se perdió por 3-2 en Murcia, frente al Guaguas Las Palmas, con un vibrante tie break que se fue hasta el 19-17.
Aquella derrota fue como una declaración de intenciones. Unicaja había quedado a las puertas del primer título con un equipazo en el que estaban jugadores como Rafa Pascual, Yu Yiqing, Miltcho Milanov, Rubén Barba o Javi Bosma y otros que han ido haciendo historia en el club como Prenafeta, los hermanos Martínez, Carreño, Parrado, Sánchez Jover o Juanjo Salvador.
Con esa base y la vuelta de Manolo Berenguel, que regresó de Cáceres, se empezó a construir un equipo que poco a poco comenzó a andar la senda de los triunfos. Un camino que llegó a concretarse pronto. Tras un año en el que se trató de pasar página de la manera más decorosa posible, el equipo tocó metal en la 94/95. Esa temporada, con la vuelta de Rafa Pascual para jugar la fase final de la Copa en El Ejido, empezaban una serie de conquistas a la que se puso fin de forma momentánea con el logro de un nuevo torneo copero, el octavo de su historia, en Zaragoza, tras lograr, un año antes en el Moisés Ruiz, el primero conseguido en la capital almeriense, en la que ya tuvo un intento anterior.
En la 95/96 se gana la primera Supercopa con la presencia en el equipo de otro histórico, tal vez el mejor opuesto que ha pasado por Almería, el venezolano Matheus. El club comienza así sus buenas actuaciones en Europa, donde había debutado en su tercer año de militancia en la Superliga. Desde entonces, Unicaja nunca ha faltado a su cita con Europa, siendo el equipo español que más cerca estuvo de un gran título. En El Pireo, en marzo de 1996, fue a aprender y en el mismo mes, pero dos años después, a dejar la estela como uno de los grandes clubes de Europa. En una época en la que los equipos italianos eran de otra galaxia, Unicaja ganó la final de los terrestres, al quedar subcampeón de la entonces Liga de Campeones, con un equipo dirigido por Mondi y en el que estaban Prenafeta, Elgueta, Carreño, Matheus, Alcaraz, Grazzieti, Sánchez Jover, Parrado, los hermanos Martínez, Ernesto Rodríguez y Manolo Berenguel. Cinco almerienses de nacimiento y cuatro de adopción. Aquella fue, sin duda, la mejor temporada en la historia del club, pues al subcampeonato europeo unió su segunda Liga y su segunda Copa. El primer entorchado liguero llegó un año antes casi con los mismos jugadores, sólo cambió Javi Prieto por Grazzieti, y en la que se puede catalogar como la catedral del voley español, el Centro Insular de Deportes de Las Palmas.
El equipo, en años posteriores, siguió creciendo. Unió más títulos. Ganó la Copa en ese proceso de 'reconversión' que padeció en 1998/99 con el malogrado Sokolov -fallecido en octubre de 2010-, para volver a reactivarse en España con el segundo doblete, ya de la mano de Fernando Muñoz, que firmó dos dobletes en las temporadas 1999/2000 y 2001/2002. Entre ambas campañas, otro torneo liguero y un tercer puesto en la Top Teams Cup celebrada en la ciudad turca de Eregli.
Luego prosiguen tres títulos de Superliga consecutivos en las temporadas 2002/2003, 2003/2004 y 2004/2005 y dos Supercopas en las dos primeras campañas, en las que hubo sucesión de técnicos. Mondi volvió al banquillo en la segunda campaña y en la tercera fue el italiano Piero Molducci, con quien además se conseguía borrar un histórico récord en posesión del Real Madrid durante más de 20 años. Otro club, en este caso Unicaja, sumaba su sexto título liguero de forma consecutiva y cerraba con él sus conquistas. Era el octavo campeonato de Superliga conseguido.
En los últimos años, tres Copas más anotadas en su palmarés, las conseguidas en la 2006/2007, la conquistada en la 2008/09 en Almería y la que sumó el equipo el pasado año en Zaragoza, para acabar esta etapa con ocho Superligas, ocho Copas del Rey y cinco Supercopas, la última conquistada en octubre superando de forma contundente a CAI Teruel.
Ese es el legado de un equipo por el que han pasado 132 jugadores, 11 entrenadores y 7 presidentes para encender miles de llamas de la ilusión de muchos almerienses que han vivido, a la par que el club, 20 años de éxitos en la máxima categoría del voleibol español.