Zapatero abrió el melón maduro del socialismo andaluz incorporando al patriarca Chaves a su remodelado Gobierno. Era la primavera de 2009 y algo tan antiguo y empotrado como un viejo bajío varado crujió al tiempo en aguas del Guadalquivir, en las playas de Ayamonte y en los arrecifes del Cabo de Gata. Se acaba de deshacer un nudo gordiano: el que había sido presidente de la Junta de Andalucía y secretario general del PSOE andaluz desde hacía dos décadas levaba anclas y se marchaba a regir el Ministerio de Administraciones Públicas y se llevaba de lugarteniente a su número dos, Gaspar Zarrías. A partir de los cambios de Zapatero, todo se aceleró en la capital de Andalucía. José Antonio Griñán, aseguran que el más cerebral de los delfines, se hizo con las riendas del Gobierno y unos meses más tarde por lógica cartesiana con las del Partido. El aleteo de una mariposa en Delhi puede tener repercusiones en la península ibérica y un huracán como el cambio de jerarca sevillano barruntaba también cambios para los socialistas almerienses. Griñán empezó a tejer su nuevo traje a medida. Fichó a la alcaldesa de Córdoba, Rosa Aguilar, para la consejería de Obras Públicas y a Martín Soler lo nombró flamante consejero de Innovación, desplazando al histórico Vallejo. El cuevano, barómetro y brújula en Pablo Iglesias desde hacía más de una década, había sido elegido por Chaves un año antes como consejero de Agricultura y Pesca y daba por primera vez –después de muchos pasos avante- un paso atrás en el organigrama del partido, cediendo la Secretaría General de Almería a su amigo, paisano y secretario de Organización, Diego Asensio, reservándose él la presidencia: Martín se hacía fuerte en Sevilla con una cartera de tronío y empezaban a correr por los mentideros sevillanos sus opciones al delfinato de la Junta auspiciado por su compañero y estimado Luis Pizarro. Al tiempo, hubo un pequeño baile de delegados y Miguel Corpas es nombrado delegado del Gobierno de la Junta. Deja, por tanto el Palacio de Arapiles y vuelve con galones al viejo Casino. Llegaron las elecciones europeas y Soler se paseaba por los pueblos almerienses como el principal baluarte del PSOE almeriense, aunque los resultados fueron favorables al PP. A pesar de la derrota, el PSOE intenta engrasar los ejes con la Fiesta de la Rosa en Bentarique para miles de militantes a la que acude un encamisado Griñán bajo un sol de justicia. Allí está para arroparle todo el escalafón del PSOE provincial: Martín Soler, Asensio, la flamante secretaria de Organización, Nerea Hernández y el incombustible Juan Antonio Segura Vizcaíno, que en su fuero interno habría aceptado de buen grado la Secretaría de la Organización del Partido. Se celebra el Congreso regional del PSOE en Sevilla: 45 delegados almerienses, toda la infantería y la caballería de Pablo Iglesias, apoya a Griñán, aunque recordando el papel de Chaves. Inmediatamente, ya como secretario general de PSOE andaluz, a pesar de no ser un experimentado hombre del aparato, Griñán remodela Gobierno y deja inesperadamente a Martín sin cartera de Innovación que traspasa a su infante Antonio Ávila. A cambio, el barbado presidente le ofrece las consejerías de Empleo y Medio Ambiente. Pero Soler se siente herido en su orgullo y pega la espantada. No lo entiende, puesto que su trabajo, su abnegación, no ha sido cuestionada por (casi) nadie. Se interpreta la caída en desgracia del cuévano en la Casa Rosa como un castigo por haber osado a flirtear con la idea de ser sustituto de Griñán a medio plazo con el apoyo de Pizarro. Sin embargo, a ciencia cierta, el verdadero motivo de este punto de inflexión en su vida política dormirá para siempre en el alma del presidente andaluz. A partir de entonces, se mueven fichas en las delegaciones provinciales de la Junta: se jubila Ceba y después Luis López. Cesan a Luis Caparrós, el hombre del urbanismo provincial, quien se marcha herido y vuelve a Educación.
Amate y Cantón
La candidatura a la vara de mando municipal ha sido uno de los caballos de batalla del PSOE durante los últimos meses. Tras la victoria de Luis Rogelio Rodríguez sobre José Antonio Amate, la ejecutiva socialista parecía haber encontrado en el laureado empresario Antonio Cantón un mirlo blanco con el que hacer frente al PP para el asalto a la capital. Fue Cantón, piano piano, posicionándose en los diferentes sectores económicos y sociales de la ciudad tras su paso por la gerencia del Patronato Provincial de Turismo como lanzadera. Emerge, sin embargo, un Nono Amate, quizá desilusionado con el exitoso ingeniero de telecomunicaciones que no ve con buenos ojos que sea candidato por decreto y lanza interrogantes al viento sobre su idoneidad como futurible considerando, bajo su punto de vista, que podrían ser objeto de incompatibilidad sus numerosos negocios. Amate fue duro con Cantón, a pesar de haber formado parte de su lista en las elecciones anteriores. Le lanzó un torpedo a su línea de flotación patrimonial y profesional y el PSOE apenas reaccionó en su defensa. Cantón se sintió ninguneado y abandonó su escaño de concejal y sus pretensiones al sillón del antiguo Preventorio dando paso a Juan Carlos Usero como candidato elegido por unanimidad de la ejecutiva municipal, tras redireccionar a su posible rival, Juan Carlos Pérez Navas, a la delegación de Economía e Innovación. Mientras, se siguen sucediendo los desaires de Griñán a la ejecutiva provincial almeriense. El club de los históricos, críticos, guerristas o como tercie en cada momento, se regodea con esa calculada ambigüedad del nuevo patrón del socialismo andaluz con almuerzos en Las Eras de Tabernas: piden un cambio de rumbo en el seno del partido para afrontar las próximas elecciones. Por allí aparece gente como Fernando Martínez, Nono Amate, Vicente Abad, Ruiz Orta, José María Ortega y otros muchos. Parece que algo se mueve de cara al inmediato Congreso en Mojácar. Entre platos de jamón y aceitunas, las viejas glorias del socialismo provincial quitan hierro y hablan de normalidad e, incluso, se les ve por esas fechas en la sede con Asensio y su equipo ante el televisor disfrutando de las victorias de la Selección en Suráfrica. No se produce, sin embargo, el cataclismo que algunos barruntan en la jornada mojaquera. Diego Asensio aguanta el tipo y no salen a relucir los cuchillos de los más críticos como se preveía. Se suceden más cambios en la Junta: salen Miguel Corpas y Clemente García y es ascendida Maribel Requena como nueva delegada del Gobierno ante la sorpresa de algunos militantes. El PSOE vive ante la incertidumbre de un cambio de ciclo ante los próximos comicios y las encuestas le predicen que las municipales se saldarán con un paseo para el PP. Sin embargo, los socialistas almerienses con Asensio, Soler, Hernández, Requena, Usero y compañía quieren ser como ese animal que cuando está herido se vuelve más peligroso saben que convencer a sus, a veces, distraídos votantes de que voten, de que acudan a las urnas, es el único haz de esperanza que les queda para no sucumbir en mayo de 2011 en las municipales, ni en marzo de 2012 en la andaluzas. Les va la vida en ello: tras un nuevo patinazo en Almería, los cuchillos críticos del Partido harán sangre política de verdad, empezando por la cúpula.