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2007 | Almería y provincia
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2013 | Editorial
Por un puñado de votos
El deporte y la música, se dice, son lenguaje universal entre culturas y tienden a unir a las poblaciones. En el caso de Almería, de Pescadería y La Chanca, no ha sido así durante los últimos dos años. Este gran barrio, desde el que ha crecido la ciudad, ha estado más distanciado que nunca a causa de la construcción de un pabellón deportivo. El desencuentro no lo originaron las personas que conviven diariamente en las calles y plazas de Pescadería y La Chanca, sino aquellos que se jactan de representarles y buscar estrategias de gestión en beneficio de la mayoría, esas personas que aún no han logrado convertir la política en arte. El pabellón ha generado varias recogidas de firmas de defensores y detractores, titulares en medios de comunicación, organización de actos y `contraactos´ y todo por una instalación que, para colmo, aún no está a disposición de los que la han defendido yendo de la mano del Ayuntamiento.
La Chanca ha sido, de momento, el único barrio almeriense que ha participado de manera directa en la elaboración y desarrollo en la práctica de su Plan Especial de Reforma Interior (PERI) aprobado, definitivamente, en 1998 con el acuerdo entre Ayuntamiento y Junta de Andalucía. En ese documento, que sí se sigue fielmente en otros apartados, figuraba la construcción de un pabellón en Casas de Ángel (norte de La Chanca) y un centro municipal de servicios múltiples con biblioteca y otras dependencias para todos los públicos, en la Plaza Don Marino Álvarez (antigua Plaza Moscú). En política muy poco se improvisa y teniendo en cuenta que gobierno municipal y autonómico no son de igual signo desde 2003, ha tenido que ser justo ahora cuando el Ayuntamiento, en argumento de obedecer a la voluntad popular, ha ordenado y sufragado `a pulmón´ la construcción de esta instalación deportiva en la Plaza Moscú.
Al principio, los Juegos Mediterráneos de 2005 fueron el pretexto para hacer justicia y dotar al barrio en el que más afición al deporte existe de unas buenas instalaciones de manera permanente. Pescadería, al final, no entró en el mapa de zonas beneficiadas con la celebración de los Juegos. Los vecinos demandaban un espacio deportivo hacía una década y ya que la oportunidad se había dejado escapar de manera no justificada para los votantes, había que hacer algo y cuanto antes. La amenaza de cambiar el espíritu del PERI de La Chanca comenzó a movilizar a otras asociaciones que hasta ahora no se habían preocupado profundamente, por otra parte, del Plan en materia deportiva. La noticia estaba en la calle y se hizo entender a la población que los que no abrazaran la iniciativa municipal, los que no quisieran un pabellón aquí y ahora, no merecían hacerse llamar vecinos de Pescadería ni de la La Chanca.
Así, el debate llegó a los bares, cafeterías, peluquerías, tiendas de alimentación, plazas y, poco después se deslizaron en las barras folios grapados en blanco en los que había que firmar para tomar posición y definirse. Si se quería al barrio, se tenía que estar con el poder, que iba a hacer el pabellón. Mientras, el equipo de Gobierno cita a algunos colectivos que acompañaron en la fotografía al alcalde, que puso la primera piedra del pabellón en la Plaza Don Marino Álvarez, el 4 de noviembre de 2005. Superficie construida aproximada: 1.800 metros cuadrados. Inversión: 1,8 millones de euros. Plazo de ejecución: once meses. Situación actual: no hay fecha oficial de inauguración, aunque las elecciones están a la vuelta de la esquina. Resultado: no se contó con la Junta aludiendo que Pescadería no podía esperar más para dejar de jugar en la calle y aún está a la espera de poder hacerlo bajo techo.
Prisas para la primera piedra, pero hubo que aguardar tres meses más para ver que, realmente, los trabajos comenzaban. Fue entonces, y para no enfriar a la población, cuando comenzó otra batalla: la recogida de firmas. Diferentes coletivos, entre ellos el Foro La Chanca, entregaron el 20 de enero de 2006 mil doscientas firmas en el Registro General del Ayuntamiento solicitando a PP-Gial el levantamiento de la primera piedra y cavar, mejor, una zanja en Casas de Ángel. Allí, sostenían, la Junta estaba dispuesta a hacer el pabellón y pedía a Urbanismo la cesión del terreno necesiario para hacerlo. El concejal de Deportes, Francisco Amizián, al menos públicamente, no se ha negado y solicitó de la administración autonómica un proyecto previo de obra antes de entregarles esa parte de la ciudad para las pretensiones iniciales del PERI. Además, para demostrar el apoyo popular contraatacó con miles de rúbricas a favor de su pabellón. Consiguió 4.000 que entregaron diferentes colectivos de Pescadería en el mismo lugar al que acudieron sus vecinos de La Chanca en enero.
En esta ocasión, la fotografía del Registro General que fue enviada a los medios se hizo a través del propio gabinete de prensa del Ayuntamiento de Almería. El Foro La Chanca, sólo avisó por teléfono y no todo el mundo esperó a tomar la instantánea en la Plaza Marín. Pese a la `aplastante derrota´ en el marcador de firmas, siguieron luchando y haciendo cada vez más sonoras sus denuncias sobre la discriminación a la que, a su entender, estaba sometiendo el Ayuntamiento a los vecinos de la zona más desfavorecida de este gran barrio. Encontraron en la voz del delegado provincial de Obras Públicas, Luis Caparrós, su única arma. Éste se reunió en varias ocasiones con el alcalde y otros concejales, pidió calma y tiempo para reconsiderar el proyecto mientras negociaba presupuesto con Sevilla. Las obras, finalmente, comenzaron, y tampoco se tuvo más conocimiento sobre respuesta alguna de la Consejería. Tampoco se respondió a la petición de Amizián de entregar un proyecto.
Silencio durante meses. No sólo acerca del pabellón, casi construido, sino también sobre otras mejoras que se podrían realizar en Pescadería. Los colectivos que firmaron para Amizián no han vuelto a ver que su barrio tenga, si quiera, un pequeño bache. La vida sigue, y Ayuntamiento y Junta comparten otros suelos y proyectos en La Chanca. El Varadero del Puerto es escenario periódico de entrega de viviendas rehabilitadas a vecinos a través del plan de erradicación de la infravivienda. Urbanismo cede suelo y la empresa EPSA, de la Junta, construye. Luego, a Servicios Urbanos y Mantenimiento les corresponde su cuidado. En la última entrega, el día siguiente del Sorteo Extraordinario de Lotería de Navidad, Luis Caparrós resucitó el viejo fantasma. Dijo sentir verdaderas ganas de tener permiso municipal para poder hacer el pabellón. A los beneficiarios de las casas de protección oficial les hubiese cogido, claro, muy cerca de su nueva vivienda.
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