La Chanca nos abre las emociones y quiere dejar atrás la frontera de los tópicos que le han venido azuzando históricamente. La Almería democrática, la literaria que acabó con el tipismo, tiene una deuda con este barrio popular, dinámico, que quiere dejar atrás la marginación pese a las dificultades que pone  el menudeo del tráfico de drogas. De aquí han salido los artistas más representativos del panorama nacional en sus ámbitos como Tomatito, Niño Josele o el trabajo diario de  profesores con vocación, como el escritor y poeta,  Juan José Ceba, y de Pedro García, el director del colegio público La Chanca que acaba de cumplir 50 años de vida. O el defensor del barrio, José García “Pepillo el barbero”. Estas personas podrían desempeñar otras funciones, pero la vocación de servicio público les mueve frente a otros puestos más cómodos, sin compromiso, a los que pueden acceder cuando quieran. El colegio ha reeditado los colores propios, procedentes del mar como en una ocasión escribió el escultor Jesús de Perceval. Unos colores que desde hace siglos han poblado las casas y el paisaje del barrio que necesita repensar una nueva exploración para comprender. Aquí ya conviven hijos y nietos de inmigrantes y emigrantes, porque no conviene olvidar de dónde venimos. Casi todos, somos hijos de la pobreza cultural. El pasado es muy amplio.

El Foro La Chanca cuenta con el respaldo de todos ellos y de un grupo de intelectuales, entre los que figura el escritor y diplomático, José María Ridao, que toma el relevo del siempre presente Juan Goytisolo y del poeta más importante del último siglo,  José Ángel Valente, quien  afirmó que hay una sutil frontera entre el Paseo de Almería y el barrio. Quien suscribe tuvo el privilegio de presentar un encuentro de ambos intelectuales de proyección mundial. Ellos, desde la España en blanco y negro pensaron en un barrio que tiene en las inquietudes de sus ciudadanos el mayor patrimonio de vitalidad, para olvidar aquella realidad de marginación, hambre, esparto y tracoma. El Foro de La Chanca, en el que están integrados una veintena de colectivos y organizaciones, dio un salto cualitativo en las exigencias, recogiendo el digno testigo por mejorar las condiciones sociales. Los vecinos de este barrio, el más universal de Almería, ya reinventan cada día levantarse  sin la mirada desconfiada de nada ni nadie. 

Casi siempre ha habido una mano negra, impulsada por otros, que se acentuó cuando la triste manifestación contra el proyecto de ubicación de la Oficina de Extranjería en el barrio de San Luis, curiosamente, el patrón de los apestados y deshauciados. O en anteriores manifestaciones impulsadas en la capital, cuando las tristes manifestaciones por la oficina del Consulado de Marruecos, con participación de ciudadanos de “una y otra validez ciudadana que saltaron la valla de la insensatez”. Eso provoca desazón en los que persiguen el bien común. El civismo, la agudeza a la hora de analizar el día a día, y la solidez en la exigencia de servicios históricos es lo que distingue a unos de otros.

Otra reflexión ciudadana, del pasado año, vino impulsada por la concejala del Ayuntamiento de Almería, Trinidad Moreno, bajo el epígrafe Foro Ciudad. Un lugar de reflexión, participación y acercamiento donde reflexionar sobre los proyectos que dibujarán la Almería de los próximos años, según la versión del actual equipo municipal. La participación ciudadana, en ambos casos, es una herramienta para hacer democracia.