Portada diseñada por Quinita Villacampa. Obra finalista del certamen de obra gráfica "Día de la libertad de Prensa".
La Asociación de la Prensa y la Escuela de Arte, convocaron el I Concurso de Obra Gráfica. El requisito imprescindible fue que todas las obras estuviesen inspiradas en el artículo 20 de la Constitución. La portada de este Anuario, finalista de dicho certamen, representa un ratón de ordenador arrastrado por una cadena de grandes dimensiones.
Naturaleza al límite
Yolanda Torrente
A solas con el mar
Mónica España
El espejismo del Almanzora
Paqui Martínez
Ley seca... en la calle
Noelia Lázaro
Otro cine es posible
Evaristo Martínez
Turismo de golf: verdades y mentiras. En busca del hoyo uno
Sonia Arráez Fernández
Año negro para tres de las pocas industrias de Almería
África Mateo
El ladrillo, nueva especie protegida en el Parque
Guadalupe Sánchez
Lucha integrada, volviendo a las raíces
Juanma López
Residuos en pimiento. De crisis a oportunidad
Armando García
Un sueño cumplido
Antonio Verdegay Flores
La brecha sanitaria
María José Uroz
El lío de las tortugas
Jesús Pozo
El pollo del Toyo
Elio Sancho
¿Qué es lo que falla?
Lola López
Los cementerios salen del túnel del tiempo
Ana Galera
Un solitario por `obligación´. Perfil de Jesús Peñalver
Elena Torres
A solas con el mar
2008 | Análisis y Reflexión
Los deslindes, David contra Goliat
2007 | Medio Ambiente y Salud
A solas con el mar
El agua salada curó sus manos y el mar curtió de arrugas su rostro, siempre enrolado en barcos ha ido de puerto en puerto y ahora, a sus 58 años, piensa con tristeza que cualquier tiempo vivido fue mejor. “Ya nada es lo que era, la pesca hoy no da ni ‘pa comer’” dice mientras limpia y remiendas sus redes en la zona de armadores del muelle pesquero. A un paso de la jubilación, reconoce que sus hijos “desistieron de ‘echarse a la mar’. Lo suyo es el campo, porque este oficio es duro y sacrificado”.
El sector pesquero, que tanto aportó a los pueblos costeros almerienses, se encuentra sumergido desde hace años en una profunda crisis. Los acuerdos pesqueros entre la Unión Europea y Marruecos, aquellos que el 99 dejaron pérdidas en las ventas cifradas en el 65% y que aún hoy causan estragos, la subida del petróleo, la sobreexplotación de los caladeros, los paros biológicos o el descenso de los precios, han sido el lastre de este sector en la última década. Un sector que ha pasado de ser fuente económica a ser un oficio desterrado por los jóvenes y mayores que ya buscan otras alternativas.
La realidad habla por sí sola y se deja sentir en los muelles, lonjas y en los barcos que regresan a puerto al mediodía y tras faenar toda la noche. Es tan sencillo como que las ventas son similares a las de hace 20 años, pero los costes de producción se han disparado para armadores y pescadores. De hecho, en los últimos meses del 2007 en lonjas como las de Adra el descenso de los precios era del 25% en algunos casos. Es más, la producción pesquera regional se ha reducido a la mitad desde 1985 y ha reducido su valor en un 64,7% pasando de más 400 millones de euros a menos de 259 millones de euros en el año 2006. Y ello, a falta de que se cierre el balance del ejercicio de 2007.
El precio desorbitado alcanzado por el gasóleo ha sido la principal guerra de batalla de los pescadores en este 2007. Y es que, según la propia Confederación Española de Pesca (CEPESCA), el gasóleo ha experimentado un incremento del 85% con respecto a 2006, estando cifrado dicha alza en un 220% con respecto a los últimos cuatro años. Ello, ha supuesto una merma importantísima para los armadores.
No en vano, éstos han visto reducidos sus ingresos al límite, pues el gasóleo supone entre el 20% y 40% de los gastos de producción de un pescador. Ello, unido a la falta de ayudas para paliar tal subida al estar éstas congeladas desde 2005, ha metido a los pescadores de lleno en una tempestad difícil de superar. Situación que ahora parece agravada por la ‘crisis económica’ general y la subida de precios. El hielo necesario para mantener frescas las capturas, el material y el mantenimiento de los barcos, todo va al alza, pero las capturas siguen perdiendo valor frente a una sociedad cada vez más cara. Los consumidores, es cierto, que han sufrido la subida del precio del pescado en los mercados, pero la verdad es que en las lonjas las cajas de sardinas o júreles se vendía como máximo a 6 euros. Precios que no dejan beneficios al pescador que se echa las manos a la cabeza para afrontar los gastos que le ha supuesto salir a la mar.
En hora punta y en una frenética actividad de venta en la lonja de Adra, las conversaciones parecen describir la clave de un sector que lucha por sobrevivir. “La situación es la que es. Estamos mejorando los caladeros, con los paros biológicos, la pesca es buena, pero los precios siguen bajos y de la ganancia el pescador no ve nada”.
En 2007 llegó el acuerdo del gobierno español con Marruecos para volver a faenar en los caladeros marroquíes. Pero los pescadores almerienses han desistido de pescar en Marruecos. En Cádiz y Huelva se lo piensan. Y es que, ni las artes, ni las especies, ni las capturas, ni su comercialización hacen rentable dicha actividad. Demasiados costes, más riesgo si cabe y pocos beneficios.
Como consecuencia de la crisis que sufre el sector pesquero en la provincia se han visto afectados, también, los astilleros de Almería. De hecho, se ha frenado la actividad de los mismos. En el puerto de Almería de los 5 astilleros existentes sólo 3 están en producción. Ellos achacan esta pérdida de trabajo a la crisis y a la retirada de los fondos IFOP, procedentes de la UE y gestionados por la Consejería de Agricultura y Pesca de la Junta de Andalucía, para la modernización de la flota y la renovación de dichas embarcaciones a través de los cuales se aportaba el 40% del gasto.
Los puertos, se modernizan
El 2007 ha sido sinónimo de transformación y modernización del sector pesquero, puesto que desde Garrucha hasta Adra, la consejería de Pesca de la Junta de Andalucía ha invertido en modernización. A ellos, se han destinado 40 millones de euros, los cuales han servido para actuar: en la ampliación del puerto de Garrucha, la construcción de nuevos diques y cuarto de armadores en Carboneras y Adra, la dotación de una nueva fábrica de hielo en Roquetas, así como cuartos de armadores y la transformación del puerto de la capital.
Sin duda, una importante inversión que ha garantizado mejorar las instalaciones portuarias, los sistemas de venta y la construcción de nuevos muelles para compatibilizar la actividad pesquera y deportiva. Sin embargo, los pescadores aseguran que ésta no viene a solventar, a corto plazo, los problemas que ellos tienen, pues aseguran que “estas ayudas no les aportan beneficios directos a los armadores y marineros”.
Unos pescadores que se han sacrificado por su mar y que han apostado por luchar para reflotar el sector, prueba de ello son los paros biológicos acordados para enero-febrero para las artes de cerco y marzo-abril para los arrastres. Aseguran que las ayudas son escasas o casi nulas, puesto que, incluso las de modernización o adquisición de nuevos barcos se han visto reducidas.
Lo cierto es que, a las cuatro de la madrugada, cada vez son menos los barcos pesqueros que salen a faenar desde el puerto de Adra. A penas quedan jóvenes entre las tripulaciones y los mayores llegan al puerto con la mirada entristecida al saber que en estos tiempos de crisis los pescadores se encuentra ‘a solas con el mar’.
Las piscifactorías una alternativa que no convence
Andalucía cuenta, hoy en día, con 92 empresas autorizadas para realizar cultivos marinos. De ellas, más del 80% se encuentran en tierra y el 20% en el mar. Es el sector de la acuicultura o las, también, conocidas ‘piscifactorías’. Éstas surgieron como alternativa a la pesca tradicional, pero lo cierto es que los pescadores siguen sin verlas con buenos ojos. Pocos han sido los que han cambiado el barco por este tipo de empresas. No obstante, al margen de ello, hay que destacar que Almería cuenta con un importante sector que aporta, hoy por hoy, el 26% de toda la pesca producida a través de este método. Respecto a las especies cultivadas, la acuicultura andaluza destaca por la gran diversidad, con cultivos de peces, moluscos, crustáceos y microalgas. La lubina y la dorada son las que más producción tienen. Sólo en Almería, el pasado año se obtuvieron, según datos de la consejería de Agricultura y Pesca, 738.224 kilogramos de dorada y 1.005.149 kilogramos de lubina, lo que supone un 26% de la producción andaluza en piscifactorías.
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