No es desde luego la pregunta del millón de dólares, lo valdría y multiplicado las veces que quisiéramos, la respuesta. Cuando hablamos de violencia hacia las mujeres, las preguntas son imprescindibles, pero las respuestas son aún mas necesarias. ¿Qué es lo que falla?. 

En una sociedad donde en Almería, 2 mujeres han sido asesinadas por sus parejas en 2007, 8 en toda Andalucía,   71 en toda España,  donde las denuncias de agresiones machistas se contabilizan por decenas de miles… las preguntas sobre esta trágica realidad no sobran. 

Qué falla cuando ya  hay leyes especificas para favorecer la igualdad, medidas económicas para amparar y apoyar a las mujeres víctimas, programas de concienciación, orientación, educación, sensibilización… concejalías, consejerías, direcciones generales, delegadas especiales …. La lucha contra la violencia a las mujeres se ha incorporado, por fin, a la agenda política, a la de los medios de comunicación, a la del asociacionismo, a la de las fuerzas y cuerpos de seguridad, a la sociedad en general que sufre y se escandaliza con esta lacra. Y aunque no todos los esfuerzos son suficientes, son muchos más de los que había hace solo un par de años, y sin embargo la sangría no cesa. 

Yo tampoco tengo la respuesta. Pero como soy cabezota tengo más preguntas. Sobre todo cuando de las 1.239 denuncias presentadas hasta Noviembre de 2007 en la provincia, anoto que el mayor número corresponde a mujeres de entre 21 y 30 años. De 21 a 30 años, es decir mujeres nacidas en Democracia, en el periodo histórico de mayor evolución social, cultural y económica de España. Los hombres que las maltratan, las vejan, las violan y las anulan como personas, y les llenan el cuerpo y el alma de moratones, cuando no acaban matándolas, estarán más o menos en su misma franja de edad. 

Y algunos datos dados a conocer este año  nos permita quizá encontrar algunas respuestas en la actitud  que ya apuntan los varones mas jóvenes. Es el caso de los resultados de encuesta realizada por un equipo de investigación de la Universidad que ha dirigido la profesora Carmen Pozo en coordinación con el Instituto Andaluz de la Mujer en Almería. El objetivo, conocer la frecuencia y el tipo de comportamientos violentos que se producen entre jóvenes y adolescentes en Almería. Para ello entrevistaron a 962 estudiantes de 3º,4º de Secundaria y Primero de Bachiller de 7 Institutos de la capital y de la Escuela de Artes. Chicos y chicas de entre 14 y 19 años, con una media de poco más de 15. De ellos 667 tenían pareja. 

Para analizar estos comportamientos violentos han utilizado predictores que pueden serlo de la  discriminación y de la violencia a las mujeres como los del sexismo hostil , reflejado en expresiones del tipo "las mujeres intentan ganar poder controlando a los hombres" o de sexismo benevolente "las mujeres deben ser queridas o protegidas por los hombre", o analizando actitudes de igualitarismo en los roles de género y en los estilos de apoyo. Estereotipos como los que definen a la mujer con cualidades de madre o cuidadora, es decir cálida, comprensiva y afectuosa. O a los hombres como activos, competentes, inteligentes, racionales y eficaces, todas características del liderazgo. 

Estereotipos e ideología sexista que legitiman y perpetúan las diferencias de género. 

Estos son algunos de los resultados extraídos de esa encuesta: 

En la detección de actitudes violentas de los hombres encontramos respuestas como estas: Si un chico pega a su novia el 34 % opina que esta no debe dejarle. El 16 por ciento opina que algunas chicas merecen que les peguen, algo que no pueden evitar un 22 por ciento de los encuestados y el 14 por ciento opinan que son los celos los responsables de este comportamiento. El 19 por ciento, nunca admite estar equivocado 

El 9 por ciento de los encuestados se cree con derecho a obligar a cosas a su pareja, frente al 5 por ciento de las mujeres, que aceptarían esta imposición. Mientras que un 16 por ciento de los chicos se reconocen demasiado posesivos, solo el 12 por ciento de las chicas lo detectan así. Es decir las mujeres perciben menos abuso psicológico o violencia de la que los hombres manifiestan hacer. 

Las mujeres como víctimas informan de menores niveles de violencia que los hombres. 

En cuanto a la escala de sexismo benevolente en mayor en los hombres de la mujeres y se expresa a través de cuestiones como "las personas no pueden ser verdaderamente felices en sus vidas a menos que tengan pareja de otro sexo". 

En el estudio del igualitarismo en los roles de género hay mas hombres que mujeres que piensan, por ejemplo que ambos sueldos deben ser controlados por el marido, que los padres están más capacitados para tomar decisiones sobre sus hijos o que una mujer no debería ser presidente del país. 

Algunas cifras más que se desprenden de este estudio pionero en Almería, es que el 7 por ciento de los jóvenes ha agredido físicamente una o mas veces a sus parejas, el 12 por ciento toma represalias en sus relaciones y el 8 por ciento de los varones frente al 2 por ciento de las mujeres manifiesta claramente actitudes no igualitarias en los roles de género. Los responsables de la encuesta entienden que los adolescentes tienen un nivel moderado de violencia. 

No están en datos como estos, evidentemente, todas las respuestas a nuestra pregunta ¿Qué es lo que falla? En relación con la violencia ejercida contra las mujeres. Pero si nos indican quizá donde no hay que descuidarse ni un segundo. Si desde la adolescencia, la edad en la que se toman las primeras decisiones verdaderamente autónomas y comienzan las relaciones de pareja, las cosas están así , es seguro que empeoraran en la edad adulta. 

Y sobre todo dan pie encuestas como esta a hacer una llamada de atención a las jóvenes, para que no den ninguna batalla por ganada, para que no se dejen envolver por el dulce emponzoñado del sexismo benevolente (toda mujer merece un altar). 

Una de las principales preocupaciones que podemos tener, y que tienen buena parte de las personas que cada día trabajan a favor de la mujer en distintos ámbitos, es que las chicas que han crecido en un mundo de aparente libertad e igualdad para las mujeres, crean a pies juntillas, que libertad e igualdad ya están ganadas, que la pelea diaria contra la violencia machista no va con ellas, que la muerte, las palizas y la humillación es cosa de otras.