Portada diseñada por Quinita Villacampa. Obra finalista del certamen de obra gráfica "Día de la libertad de Prensa".
La Asociación de la Prensa y la Escuela de Arte, convocaron el I Concurso de Obra Gráfica. El requisito imprescindible fue que todas las obras estuviesen inspiradas en el artículo 20 de la Constitución. La portada de este Anuario, finalista de dicho certamen, representa un ratón de ordenador arrastrado por una cadena de grandes dimensiones.
Naturaleza al límite
Yolanda Torrente
A solas con el mar
Mónica España
El espejismo del Almanzora
Paqui Martínez
Ley seca... en la calle
Noelia Lázaro
Otro cine es posible
Evaristo Martínez
Turismo de golf: verdades y mentiras. En busca del hoyo uno
Sonia Arráez Fernández
Año negro para tres de las pocas industrias de Almería
África Mateo
El ladrillo, nueva especie protegida en el Parque
Guadalupe Sánchez
Lucha integrada, volviendo a las raíces
Juanma López
Residuos en pimiento. De crisis a oportunidad
Armando García
Un sueño cumplido
Antonio Verdegay Flores
La brecha sanitaria
María José Uroz
El lío de las tortugas
Jesús Pozo
El pollo del Toyo
Elio Sancho
¿Qué es lo que falla?
Lola López
Los cementerios salen del túnel del tiempo
Ana Galera
Un solitario por `obligación´. Perfil de Jesús Peñalver
Elena Torres
El ladrillo, nueva especie protegida en el Parque
2008 | Análisis y Reflexión
Una universidad JASP
2007 | Sociedad
El mayor incendio de su historia
2011 | Urbanismo y medio ambiente
El ladrillo, nueva especie protegida en el Parque
“Las cañas dialogan con el viento. Tienden largas cuchillas. Se defienden contra la violencia de la muerte. Las varas del agave suben al cielo, bordan las nubes y la oscuridad. Después, vencidas, mueren para aguardar, como todos los muertos, un nuevo nacimiento”, así definía el poeta José Ángel Valente el impresionante paisaje del Parque Natural de Cabo de Gata que este año ha conmemorado el veinte aniversario de su creación, pero lejos de ser un momento de celebración los intentos de urbanizar su interior lo ponen en peligro.
Y para muestra de las amenazas de ‘enladrillamiento’ que acechan al Parque voy a citar dos proyectos que han hecho correr ríos de tinta en 2007: la Fabriquilla y Marinas de Agua Amarga, aunque la presión urbanística ha crecido sensiblemente en otros muchos puntos como San José, la Isleta del Moro, Rodalquilar o Las Negras.
La Fabriquilla, uno de los espacios más emblemáticos del Parque Natural de Cabo de Gata, junto a las Salinas, es el lugar donde se pretenden construir 150 viviendas y un hotel de 40 habitaciones para una población estimada de 788 habitantes. Por su parte, Marinas de Agua Amarga proyecta edificar sobre 48 hectáreas calificadas como Lugar de Interés Comunitario (LIC) y Zona de Especial Protección para las Aves, un macrocomplejo de 350 viviendas y un hotel que nos ha valido un expediente sancionador de la Comisión Europea.
Estos dos grandes ejemplos de cómo en poco tiempo se puede poner en peligro la geodiversidad, las especies endémicas, los valores mediambientales, sociales, etcétera son sólo la punta del iceberg de lo que está pasando en el Parque ante la complaciente mirada de casi todos.
La Consejera de Medio Ambiente, Fuensanta Coves aseguraba en la presentación del nuevo Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) del Parque Natural de Cabo de Gata Níjar en vigor a partir del 1 de enero de 2008 que era el “mejor conservado de todo el Mediterráneo occidental, hemos conseguido un Parque de Primera”. Sinceramente me parece una afirmación demasiado benébola a tenor de una realidad que siempre es tozuda.
El nuevo PORN, al que hay que recordar se realizaron 6.500 alegaciones, cataloga como Grado “D” los núcleos de población urbanizables del Parque, lo que equivale a 352 hectáreas, y paralelamente según asegura la Junta aumenta la protección para los terrenos de Agua Amarga y la Fabriquilla, pero que se queden tranquilos propietarios y promotores que siempre les queda el amparo de la legislación vigente.
Un argumento de peso para los políticos, no puedo ni quiero dejar ninguno fuera, aunque especial mención merece el anterior regidor de Níjar, Joaquín García, en cuyo periodo nació Marinas de Agua Amarga, dentro de unas Normas Subsidiarias que diferentes colectivos atribuyen a Francisco Echevarría, arquitecto dueño y promotor del proyecto, extremo que éste niega. Y del antiguo al actual, Antonio Jesús Rodríguez, que cuando estaba en la oposición aseguraba que lo de Marina era una “barbaridad” y resulta que ahora para mi asombro ha dado el primer paso firme para que se convierta en una realidad tangible.
Echevarría ahora espera la decisión de Bruselas para comenzar a construir, o bien solicitar una indemnización o permuta de terrenos, porque tiene una sentencia firme del TSJA de 2002 en la que se le reconoce el derecho a construir en la zona, igual caso que sucedió con la Fabriquilla en 1999.
Quizá el problema está en las Leyes, esas que dan la razón a los propietarios sobre su derecho a enladrillar el Parque Natural, Leyes que adolecen de sensibilidad ambiental y deber de protección de un patrimonio incalculable del que tenemos el privilegio de disfrutar y la obligación de cuidar para las siguientes generaciones.
Y todo esto mientras que en una playa de cuyo nombre no quiero acordarme, permanece erguido, frente a las promesas, el hotel que está considerado como paradigma de la destrucción del litoral, con sus más de 20 plantas surgidas de la arena de una antigua cala virgen.
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