Frente al ordenador.
Así es como nos encontramos a diario los profesionales de medios de comunicación. Tenemos que escribir para locutar, subir a la web o llevar a imprenta aquello que los espectadores o lectores encontrarán en televisión, radio, periódicos e Internet.
Un proceso que, cada vez, es menos sencillo. Durante ese período de tiempo se reciben llamadas, visitas a la mesa de personas de ‘rango’ superior que tratan intervenir en nuestro trabajo, etc. El periodista quisiera, entonces, encontrarse en una burbuja, mantenerse aislado y no sufrir interferencias que mermen la finalidad y objetivo que se persigue: informar, y bien.
Aunque encontremos esos factores externos que tratan de interponerse entre el profesional y su ordenador, debemos obviarlos, espantarlos como si de una mosca que no para de molestar se tratase y continuar con nuestro cometido. Volver al origen de este trabajo y reducir todo aquello que disminuya la fuerza del mensaje entre el emisor y el receptor.
Escribir, leer, volver a escribir, releer y dar por concluido nuestro texto cuando sólo nosotros estemos seguros de ello, con responsabilidad y profesionalidad. De eso sólo sabemos los periodistas.
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Pedro M. de la Cruz
Cuba: SOS por la libertad de expresión
Miguel Galban Gutiérrez
El sistema, contra los periodistas
Miguel Ángel Blanco Martín
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Periodismo humano de Pulitzer
Noelia Lázaro y Marta Soler
Del Apagón a la ‘TEDETEtización’
David Baños
El periodismo, una verdad a medias
Marisa Trapero
Información pagada, ¿información publicada?
Rosa María Carrillo Pérez
Pesa como una losa
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Pártete conmigo un cuartito de silencio
José Luis López Villalobos
75 años de Radio Almería
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Un día de furia
2009 | Economía
Modernidad, quince años después
2007 | Cultura
Del Apagón a la ‘TEDETEtización’
2011 | Comunicación y Opinión
Del Apagón a la ‘TEDETEtización’
El temido apagón llegó en 2.010, tal y como estaba anunciado y previsto por el gobierno, aunque el proceso no estuvo exento de dificultades. La televisión analógica, esa en la que teníamos apenas una decena de canales, la misma que nos ofrecía ‘nieve’ cuando la recepción de la señal era mala, en la que vimos Barrio Sésamo, Verano Azul, La Bola de Cristal, Rockopop, Tocata, El Coche Fantástico, … vamos, la UHF de toda la vida, se tenía que acabar el 3 de abril de ese año, pero para evitar que más de uno se quedara con la pantalla literalmente en negro ese plazo se prolongó durante algunos días más ¿Se acuerdan de aquellos avisos que decían “La programación de TV analógica ha dejado de emitirse por este canal. Puede seguir visualizando este programa en TDT. Más información: 901 2010 04”? Seguro que conocen a alguien que se quedó algunos días sin ver la televisión por dejarlo todo para ‘última hora’, al fin y al cabo este es uno de nuestros deportes nacionales.
La Televisión Digital Terrestre no nacía en ese momento, ya hacía tiempo que se podía disfrutar de ella en diversos municipios de nuestra provincia, aunque lo cierto es que con continuos problemas en la recepción de la señal, yo todavía me acuerdo de aquellos cuadraditos de colores (píxeles) en los que se descomponía la imagen cuando las cosas no iban bien. En el poniente almeriense eran especialmente continuos los fallos y no les cuento nada de lo que sucedía en los pueblos más pequeños. Con trabajo y mucho dinero invertido en los distintos repetidores que hay instalados en los cerros de la provincia, se consiguieron superar los obstáculos y hoy en día la TDT es una realidad que nos ha hecho olvidar casi por completo a la televisión analógica.
Hemos ganado en calidad de imagen y de sonido, pero sobre todo hemos asistido al nacimiento del mayor número de canales de ámbito nacional de la historia, tantos, que eso de ordenarlos en el televisor se ha convertido en una tarea muy pesada. Es cierto, con la televisión digital nos faltan botones en el mando a distancia, lo que no está tan claro es que hayamos conseguido una oferta televisiva de calidad ¿No tienen la sensación de que siempre estamos viendo lo mismo? Las mismas series y los mismos programas repetidos hasta el aburrimiento. El aumento se debe a la principal razón por la que Europa se ha ‘tedetetizado’, que no es otra que la de aprovechar mejor el espacio radioeléctrico, algo que no vemos los mortales, pero que forma parte de nuestro entorno en forma de ondas. La pequeña pantalla ha cambiado tanto en sólo unos meses, que además hemos asistido a la supresión de la publicidad en Televisión Española, a la fusión por absorción entre Cuatro- Telecinco y hasta a la desaparición de CNN+.
En el ámbito local también han pasado muchas cosas en todo este tiempo, buenas y malas. La mejor noticia fue que Almería (la capital y los municipios del Bajo Andarax) se convirtió en la primera demarcación andaluza en la que todas las emisoras con licencia, cuatro en total, comenzaron a operar prácticamente a la vez. Primero fue la cadena municipal Interalmería y después se sumaron Canal Almería, Canal 28 y Canal Sí, todo esto en sólo unas pocas semanas. Estas tres empresas privadas y la otra pública, dependiente del Ayuntamiento de Almería, tuvieron que ponerse de acuerdo para hacer realidad el cambio de analógico a digital y una vez conseguido eso llegaron los problemas técnicos. El temporal de lluvia, nieve y frío retrasó la llegada de la TDT local a nuestra tierra, pero además tuvieron que pasar largos días, qué digo días, semanas enteras con graves dificultades para conseguir que estos canales llegasen en unas condiciones óptimas a los hogares de los ciudadanos. Una interferencia estuvo a punto de sacar de sus casillas a los directivos de las emisoras y a los técnicos de la empresa responsable de distribuir la señal (Axión). Por suerte, cuando la cosa amenazaba con poder convertirse incluso en un conflicto internacional por la proximidad con Marruecos, llegó la solución para poner punto y final a aquellos inoportunos barridos que siempre terminaban dejando en negro el canal 34 de los televisores.
Sin embargo es de justicia reconocer que la televisión local se ha incorporado en una situación de enorme desventaja al panorama digital, principalmente por el retraso –han pasado años y más años de prorrogas y esperas- en la concesión de las licencias que permiten operar dentro de este ámbito, pero además por una mayor limitación en la potencia con la que puede lanzar sus emisiones al espacio radioeléctrico. Tampoco podemos olvidar que cientos de edificios no estaban preparados para recibir a través de la TDT a las cadenas locales y han tenido que ir adaptándose. Lo más difícil de entender es que muchas viviendas de nueva construcción hoy en día siguen entregándose sin estar adecuadas a las nuevas circunstancias. La incorporación a esta nueva forma de hacer televisión también ha requerido de un importante esfuerzo económico para renovar equipos. En el caso de Canal Sí y Canal 28 los cambios han sido tan profundos que estas dos empresas llegaron a trasladar sus instalaciones a nuevos emplazamientos. Las locales también han llegado ya al poniente almeriense de la mano de Canal Almería y Ejido TV y en el levante de la provincia ha comenzado a emitir un canal gestionado por el Ayuntamiento de Huércal-Overa.
Por desgracia la gran familia de TV local almeriense se ha visto disminuida de una manera importante a lo largo del año 2.010. Popular TV y Alhamilla Televisión se quedaron sin licencia en la capital y tuvieron que cerrar sus puertas y despedir a sus plantillas, aunque esta última ha comenzado a operar en las demarcaciones de Níjar y Albox, dónde si cuenta con la autorización para hacerlo. Después la crisis y la necesidad de sanear los balances para poder seguir adelante con la actividad hicieron el resto, provocando la salida de un buen número de magníficos profesionales. Sí, la legalización de las empresas de televisión local ha llegado en el peor momento posible, en el peor escenario económico de los últimos tiempos y además ha costado muchos millones de euros en subvenciones y ayudas del Estado, de las comunidades autónomas y de las administraciones locales, para garantizar la cobertura. Inversiones que les puedo asegurar que no han ido a parar a las empresas televisivas y que sí se han repartido las grandes compañías operadoras de telecomunicaciones. Me vienen a la cabeza muchas veces escenas de mis primeros pasos en este mundo de cámaras y focos, recuerdo que los directivos de aquellos tiempos estaban convencidos de que cuando llegaran las licencias se acabarían todos los problemas ¡Vivir para ver! Deben ser los caprichos de un destino que los ha llevado a todos ellos a equivocarse.
La fuerza de lo local se ha visto muy mermada con el nuevo mapa televisivo, son muchas, demasiadas las televisiones que han cerrado sus puertas en el último año en todo el país. A veces a uno le da por pensar y se imagina que a lo peor este era uno de los objetivos trazados por quienes diseñaron la estrategia de implantación de la TDT en España y en Europa, pero rápidamente reacciono y me doy cuenta de que Almería es un claro ejemplo de que lo local, lo cercano, lo que sucede a nuestro alrededor interesa y hay que hacer un esfuerzo por darle un lugar destacado en el menú de favoritos de nuestro decodificador. Nuestra tierra ha sido pionera en el desarrollo de la TV de proximidad y ha ofrecido siempre productos de calidad que han estado muy por encima de la oferta de otras provincias. Hoy, no sin dificultades, la televisión local sigue estando al lado de los almerienses para informarles, entretenerles y ayudar a mejorar el entorno en el que convivimos.
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Palabras clave de este artículo: TDT | televisión local | apagón | analógico
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